¿QUIEN ES JESÚS PARA MÍ?

Jesús quiere saber qué piensa la gente de Él y qué piensan sus discípulos, para ver si su proceder es el adecuado y responde a lo que Dios quiere. Pedro lo reconoce como el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le responde con una felicitación y le da el encargo de ser la roca sobre la cual fundará la Iglesia.
¿Quién es Jesús para mí, hoy? No todos tenemos la misma imagen de Jesús. Nos hacemos una imagen de Él a partir de nuestros intereses, de nuestra psicología, del medio social y de nuestra formación religiosa. Una imagen empobrecida, parcial, deformada o falsa de Jesús nos llevará a una vivencia pobre, limitada, incompleta o falsa de la fe y de la vida.
¿Jesús para mí es esa persona que vivió hace más de dos mil años, que hizo algunos prodigios, que dijo muchas verdades y que por ir en contra de la estructura religiosa y política de su tiempo fue sometido a juicio, crucificado y muerto? ¿O es Aquel que resucitó, que vive hoy en mi corazón, que es mi amigo, que me va diciendo lo que debo hacer y lo que debo evitar, que me acompaña y me ayuda, que se da en alimento y se entrega por mí en la Eucaristía? ¿Es para mí el camino que debo seguir, la verdad ante tanta mentira, la vida que me entusiasma, que llena mi existencia y le da sentido para que yo no viva en vano?
La imagen que demos de Cristo es decisiva para que el mundo crea en Él, sobre todo con nuestra vida iluminada por su persona y orientada al amor, al servicio y la solidaridad.
En un mundo invadido por ídolos y promesas engañosas, ¿confesamos a Jesús como Hijo de Dios y único salvador del hombre? A quién otro podemos seguir que no nos defraude, si sólo Él tiene palabras de vida eterna. Lo creemos resucitado y estamos seguros que vive con nosotros por medio de su Espíritu. J.M.

Tomado de: SEMANARIO LITÚRGICO CATEQUÉTICO, agosto 24 del año 2014