Querer amasar y tener tantas cosas superfluas en nuestro haber nos llenan y ocupan nuestro corazón no dejando espacio para Dios. Estamos frente al peligro de idolatrizar las cosas. ¿Cómo evitar que esto suceda? En primer lugar, luchar porque Dios mantenga el puesto más importante en la escala de nuestros valores. Cada mañana darle gracias por lo que nos concede: la inteligencia, la capacidad para trabajar, la disposición para conseguir lo que necesitamos para nuestro sustento cotidiano. En segundo lugar, reconocer que todo lo que hacemos y podemos conseguir es un don de Dios para compartirlo con los demás. En los momentos difíciles que pueden estar viviendo muchos de nuestros hermanos, la solidaridad y la cercanía se convierten en una responsabilidad para nosotros. Dios provee, Dios ayuda, Dios escucha la oración del necesitado y para ello nos necesita a nosotros, nos pide que seamos solidarios y próximos a ayudar al hermano. En tercer lugar, saber administrar los bienes que el Señor nos concede. Todos necesitamos de comer y de vestirnos, todos debemos conseguir el dinero para poder subsistir, todo ello no es contrario a lo que nos pide el Señor. Él nos llama a saber utilizar todo lo material para el crecimiento espiritual. Cuando tenemos claro y somos concientes cuál es nuestra misión como creyentes, lo material y necesario va a estar al servicio de nuestro crecimiento personal y comunitario. Buscar el reino de Dios y su justicia es centrar nuestra vida en lo esencial: Dios. Lo demás, dice el Señor, se nos dará por añadidura.
Oración: Señor Dios, sabemos y reconocemos que alimentas y vistes de mil colores a las aves del cielo, enséñanos a poner nuestra confianza en tu amor de Padre. No permitas que la tentación de la duda, ante la necesidad, nos acompañe. Sabemos que Tú estás siempre con nosotros y no nos abandonas ante la adversidad.
Virgen María, en los momentos difíciles reaviva en nosotros la esperanza del encuentro feliz con Dios cuando seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. Amén
Oración: Señor Dios, sabemos y reconocemos que alimentas y vistes de mil colores a las aves del cielo, enséñanos a poner nuestra confianza en tu amor de Padre. No permitas que la tentación de la duda, ante la necesidad, nos acompañe. Sabemos que Tú estás siempre con nosotros y no nos abandonas ante la adversidad.
Virgen María, en los momentos difíciles reaviva en nosotros la esperanza del encuentro feliz con Dios cuando seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. Amén