El afán excesivo por acumular y poseer bienes materiales, que son necesarios, pero no podemos convertirlos en el único sentido de nuestra existencia. Al final de nuestras vidas seremos juzgados, no por los bienes que hayamos acumulado, sino en el amor. Nuestra vida tiene un sentido más trascendente, tenemos que tener la mirada en Dios, que es el único que nos da la vida eterna. Los bienes están puestos para nuestro servicio y para colaborar con aquellos más necesitados. La vida cristiana tiene que estar caracterizada por la caridad y la generosidad. Tenemos que trabajar por los bienes del cielo.
Dios en su infinita sabiduría ha querido que el ser humano sea humilde y sencillo. La vanidad, arrogancia, prepotencia, orgullo, etc., nunca nos ayudará a comprender el proyecto del amor de Dios. Qué interesante saber hoy por qué el Señor no actúa más en mi vida. La respuesta es muy fácil, porque yo soy vanidoso, soberbio, en fin. La Palabra de Dios no puede habitar en un corazón invadido por estos pecados, porque allí no germinan sus frutos. ¿Qué tan sencillo soy para escuchar la Palabra de Dios?, ¿he comprendido que todos somos hijos de Dios y Él nos habla por medio de cada persona?, ¿soy de los que cree que mi raza o cultura es superior a otras?, ¿hago alarde de mis estudios, títulos, nombramientos, cuando Jesús me pidió que fuera el servidor de todos?, ¿acepto que me equivoco con frecuencia y que otros tienen mejores razones que las mías en algunas ocasiones?.
Oración: Ven Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos a favor de los que te alaban como creador y como guía. Señor, está claro que esta vida se acaba, como se acaba el camino que lleva a la meta, que es principio de la vida sin fin. ¡Que absurdo centrar todas las ambiciones y trabajos en esta vida caduca, y olvidar que lo único importante es ser rico ante Ti!.
Oh, María, que pones en nuestras manos la corona del santo Rosario, enséñanos a rezarlo para llegar a ser, en tu escuela, auténticos contemplativos y testigos de Cristo. Amén
Minutos de Amor 5 de agosto de 2007
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