Yo soy el buen pastor. El
buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por la
paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y
porque las ovejas no son suyas. Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en
todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es la paga, y
no las ovejas. Yo soy el buen pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo
conozco a mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este
redil; y también a ellas debo traerlas. Ellas me obedecerán, y formarán un solo
rebaño, con un solo pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla
a recibir. Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad.
Tengo el derecho de darla y de volver a recibirla. Esto es lo que me ordenó mi
Padre.