El mensaje
de la Epifanía es la manifestación de Cristo luz y salvación de Dios para todas
las naciones. El Dios que sale al encuentro del ser humano y colma sus
aspiraciones. Éste es nuestro gran regalo de reyes.
Los magos representan la esperanza que todo ser
humano lleva en su corazón. Todos buscamos algo mejor. Los padres, el niño, el
adolescente, el adulto, el anciano, cada uno vive su secreta ilusión e íntima
esperanza. Todos esperamos que una estrella nos guíe.
Es importante que estemos siempre alerta y en
actitud de búsqueda para encontrar y reconocer a Dios. Y para esto es necesario
pasar por dificultades y renunciar a las comodidades. Esa fue la actitud de los
magos de Oriente. Por eso hay que repetir siempre: "Tu rostro buscaré, Señor, no me ocultes tu rostro".
Necesitamos tener la ilusión de los magos y dejarnos
iluminar por la luz de la estrella para vencer la desilusión y el desencanto,
trabajando por un mundo mejor, más hermoso y más fraternal, ofreciendo a Jesús y
a nuestros hermanos lo mejor de nosotros mismos.
Vivimos como en una aldea sin fronteras debido a la
facilidad de la comunicación. Pero, a pesar de todo, vivimos luchando por
defender intereses personales. Así es fácil olvidar el mensaje de Dios en la Epifanía,
que es anuncio de esperanza en un mundo donde reina la desilusión y el
desencanto.
No podemos vivir como Herodes defendiendo a capa y
espada nuestros privilegios, nuestra situación social o económica, tratando de
eliminar a quien con su presencia, así sea la de un recién nacido, anuncia y
trae un mundo nuevo, con mejores relaciones humanas. ¿Qué estrellas nos guían? ¿Qué ofrecemos a Jesús al encontrarlo? ¿Lo
adoramos o adoramos los ídolos de este mundo? J.M.
Tomado de: SEMANARIO LITÚRGICO CATEQUÉTICO, enero 4 del año 2015