Tengan cuidado de no olvidarse del Señor su Dios. No
dejen de cumplir sus mandamientos, decretos y leyes que les he ordenado hoy. Cuando
hayan comido y estén satisfechos, y vivan en las buenas casas que hayan
construido, y vean que sus vacas y ovejas han aumentado, lo mismo que su oro y
su plata y todas sus propiedades, no se llenen de orgullo ni se olviden del
Señor su Dios, que los sacó de Egipto, donde eran esclavos; que los hizo
marchar por el grande y terrible desierto, lleno de serpientes venenosas y
escorpiones, y donde no había agua. Pero él sacó agua de una dura roca y les
dio de beber, y en el desierto los alimentó con maná, comida que los
antepasados de ustedes no habían conocido, para humillarlos y ponerlos a
prueba, y para bien de ustedes al fin de cuentas.